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Adriana Orellano es morterense de 21 años y vivió una situación que le permitió afianzar la confianza propia en la carrera que eligió, más allá del resultado.
El pasado 28 de junio por la tarde cuando se disponía a tomar el colectivo con destino a Brinkmnann, donde asiste a la escuela de enfermería del Instituto Manuel Belgrano, escuchó que una vecina del sector pedía ayuda, ante la descompensación de un familiar.
La reacción de la joven que se encontraba en la garita del colectivo, a punto de subir fue un stop y por añadidura la entrega a la situación, que era más importante que su examen.
“Me tocó vivir un momento traumático y doloroso para la familia y muy nerviosa. Me crucé para ver que pasaba con la poca experiencia que tengo, ya que hace meses que hago enfermería.”
Adriana actuó ante la emergencia, mientras el servicio especializado llegaba. “Le tomé los signos vitales, en la muñeca, en el cuello y observé la respiración. Mientras llegó el colectivo y el chofer me esperó unos 5 minutos, los permitidos” relató en la mañana, sorprendida ante la repercusión de su intervención .
Más allá de los resultados, tras la intervención, Adriana agregó “Lamento no haber podido ayudar más, pero es lo que me enseñaron. después llegó el SEM, pero fue en vano”.
En el relato claramente hay empatía, solidaridad y entrega en el valor de la vida por el otro. Adriana, el colectivero de la empresa Transporte Morteros Miguel Lorenzatti, de Miramar, junto al pasaje por la espera fueron empáticos.
Convencida de que el camino que eligió como meta es el indicado, comentó “Me encanta la carrera, voy por el primer año. Éste año hay mucho más cantidad de estudiantes, unos 58 entre jóvenes y adultos.”
El dato aportado por María a la emisora y que luego respaldaran otros oyentes, que respondieron al llamado, desde el silencio, deteniendo la marcha y reparando en el pedido de ayuda humanitaria, que todavía está intacta en comunidades pequeñas. como la nuestra.
“Hay cuestiones simples que nos hacen grandes”