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A veces me pregunto hasta que edad las personas desean aprender algo nuevo. Más allá que es sabido que durante toda la vida podemos ir aprendiendo cosas nuevas e incorporando aquellos saberes que enriquecen nuestra vida. Hay algo que me genera incertidumbre, y es saber de qué depende que una persona, realmente sienta el deseo de seguir aprendiendo.
Se puede considerar como punto de partida el contexto familiar y social de cada persona, cuáles fueron las prioridades y oportunidades que se presentaron durante su desarrollo. No solo eso, creo además que de adultos ya cuentan las elecciones, a consciencia, donde las circunstancias y consecuencias de alguna forma están presente en cada realidad.
De la convicción que la finalidad básica del ámbito socioeducativo es la que permite a cada persona un mejor conocimiento de sí mismo y una mayor capacidad de actuación y de elección a lo largo de la vida. Puedan explicarse las manifestaciones y expresiones sociales.
Es tan valioso e importante que las personas por más viejas que sean, se abran a la posibilidad de recibir nuevos aprendizajes. Ya que a través de ellos podrán desenvolverse en la sociedad, cultura y naturaleza, donde en el futuro también serán y seremos historia.
Las destrezas cognitivas y competencias adquiridas que podemos fortalecer durante la juventud y prolongar durante la etapa de la adultez y vejez, juegan un rol sumamente importante en la calidad de vida.
En la actualidad, todos nos encontramos a diario ante situaciones que parecen ser cada vez más complejas, los sistemas de modernización de los distintos ámbitos públicos y privados promueven la digitalización en las gestiones entre las personas y los servicios.
Tal vez todo se presente para continuar explorando ese tan integral “saber hacer y saber ser”, al que nos permitimos a nosotros mismos. Así mismo, es necesario que cada uno de los actores que implementan los nuevos sistemas de atención, comunicación y gestión, se responsabilicen durante el proceso de aprendizaje y adaptación que merecen las personas sobre todo en la vejez.
Si cada uno de nosotros desde el lugar que ocupamos y desempeñamos, lográramos hacerlo más humanamente sencillo y servicial, el buen trato derribaría cualquier diferencia y desventaja.
Por Luciana Villagra desde la Columna “Con Vos/z Mayor” por AM1530, martes