“Vienen escapes deportivos y de competición; su venta no está prohibida y cualquiera puede acceder a él”, aclaró Sergio Ancharuk desde Motta.
Ancharuk recalcó que desde “las empresas a las que les compramos dicen que esos escapes cumplen con las normas que indica la ley de tránsito nacional, por los decibeles y demás”.
Este domingo, el Municipio llevó a cabo la destrucción de 420 escapes de los denominados “libres”, elementos que fueran secuestrados en el marco de controles vehiculares entre 2017 y 2020.
“Si la ley dice que no se permiten, es así. Pero hay que diferenciar los escapes deportivos de los de competición”, y si “los chicos usan un escape de competición en la calle, está mal; pero el deportivo cumple con las normas de tránsito”.
Cabe agregar que, a nivel municipal, la Ordenanza Nº 493 indica en su capítulo III, artículo 4: se consideran ruidos excesivos, con afectación del público, los causados, producidos o estimulados por cualquier vehículo automotor que exceda estos niveles máximos previstos…
Motocicletas de cualquier tipo: hasta 80 decibeles.
Automotores hasta 3,5 toneladas de tara: 85 decibeles.
Automotores de más de 3,5 toneladas de tara y a Diesel: 90 decibeles.
Ancharuk señaló que “es muy fina la línea para saber si un escape hace demasiado ruido o no; además, para algunos es ruido y para otros es sonido”.
“El escape de competición viene un poco más libre, para que el vehículo tenga un poco más de potencia”, y advirtió que “los escapes se venden de una forma”, pero “como todas las cosas tienen su mantenimiento, y ese escape puede hacer más ruido porque adentro tiene fibra de vidrio, que se va quemando, y si no lo cambiás en seis meses o en un año, el ruido se va acrecentando”.
Los escapes “libres”, secuestrados por Inspectoría, son chequeados por un medidor de niveles sonoros, aprobado por el Organismo Nacional de Normalización (Norma IRAM 4074).