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Entre una cosa y la otra se puede sentir la sobrecarga de actividades, compromisos y demás cuestiones que pensamos resolver en un día. Claro está que mediante esta especie de auto robotización a la que hemos dado lugar, no es suficiente para ser todo poderosos.
Sumergidos en esta vorágine, que oportuno es prestar atención a esos recuerdos que te trae la memoria. Que suele generar un disparador, sobre situaciones vividas con los padres desde la niñez, que luego suele dar lugar a esa moneda corriente del reclamo, la queja, hasta la culpabilidad hacia la madre o padre, incluso a ambos padres.
¿Cómo vivís esto de ser hijo de padres que están en la vejez?
Es posible que los padres, según apreciación individual como hijos, no hayan sido personas perfectas. Claro está, fueron y son humanos que también tienen aciertos y desaciertos.
Ahora te invito a que gires la perspectiva, ¿Cómo has sido como hijo? ¿te has cuestionado a vos mismo sobre tus actitudes, comportamientos, y las palabras que pudiste utilizar para dirigirte a ellos?
Sin embargo, todo se puede comprender, porque somos humanos si bien gran parte heredamos, otra gran parte la aprendemos por el solo hecho de vivir en comunidad. Y fíjate esto último… Común + unidad.
Tal vez ni ellos fueron los padres perfectos, ni vos pudiste ser el hijo perfecto. La realidad es que en la historia de cada uno se encuentran cosas positivas y negativas que dejaron marcadas los padres sobre los hijos y viceversa. Ellos también estuvieron en ese rol de hijo.
Para todos, el hecho de vivir es un aprendizaje. A envejecer tampoco nadie les enseño a ellos. Y los tuviste viejos, si aún los tenés en la vejez, tenés un tesoro.
A esos hijos que hoy tienen 30, 40, 50 años, ¿Cómo les cae hablar de vejez?
Porqué será, que hablar de vejez para una persona adulta, le resulte “aburrido”, “poco cool”, “amargado”, “que le da impresión”, “fealdad”, y así continua la lista de palabras con las que asocian a la última etapa de la vida de las personas que viven más de sesenta años.
Sin embargo, se puede percibir en distintos rubros un movimiento socio cultural que apunta ofrecerte un batallón de cosas anti-edad, para no llegar a parecerte lo que naturalmente puede ser un ser humano que transcurre su vivir.
Tal vez con una próxima “ola” de toma de consciencia sobre nuestra humanidad nos invite a mirarnos internamente, para reconocernos vivos junto a los procesos naturales, y ahí en coherencia adquirir esos buenos hábitos. Y así mirar amorosamente a la vejez como una etapa natural de la vida, y que allí también sos digno de descubrir y descubrirte en sintonía con los estados de bienestar.
Por Luciana Villagra desde “Con Vos/z Mayor”