Atardecer del 28 de mayo del año 71…

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Yo, una niña llena de inocencia pura, sabía que mis lágrimas eran de golpes o raspones producidos por jugar al perro y la liebre.. después de un día largo de juegos, se notaba esa cara con sueño y cansada de llorar.
Pero aquella tarde, esa niña no entendía el porque de esas lágrimas, de esos llantos interminables de mi madre, que yo, con tan sólo 5 años, me prendí de su pollera sin entender nada.
Ese dolor inmenso e inexplicable que tenía mi madre, era un dolor en el alma, era la muerte en vida.. aquello era el dolor de haber perdido su tesoro más valioso, a su hijo.
Aquel día quedó grabado en mi memoria, sus últimas palabras quedan vagando en mi mente “el próximo viaje te traigo caramelos”, su último abrazo interminable todavía se siente, su último beso quedó marcado en mis mejillas antes de que el siniestro vial sucediera.
Él era mi hermano Ramón Ángel Pineda, el “negro” cómo lo llamaban. Él era el mayor entre 9 hermanos, con tan sólo 18 años, trabajaba de peón rural, para ayudar en la casa porque éramos una familia humilde. Se transportaba en bicicleta por muchos kilómetros solamente para poder ver a su gran amor, a nuestra madre.
Pero aquel día, un señor alcoholizado al volante, le arrebató sus sueños y dejo a una familia destruida, a una madre acabada y destrozada de tanto dolor… Ese día, desde es mismo día, mi madre cambió y jamás volvió a ser la misma, su mente y alma quedaron hundidas en sufrimiento..
Hoy, después de tantos años, agradecida de poder ser madre y abuela.. te pido que valores la vida, tanto la tuya como la del prójimo.
Porque no sos más valiente por desafiar a la muerte, porque tú rebeldía puede destrozar a una familia, incluso la tuya mismas..
Porque si bebés alcohol no puedes manejar, ya que tu visión y reflejos no funcionan correctamente.
Porque por no respetar el límite de velocidad, puedes provocar una tragedia.
No te imaginas el dolor que se siente, la angustia que te genera y el vacío en el corazón que no puede llenarse por haber perdido a un ser querido.. ese sentimiento es inexplicable.
No confundan un accidente de transito con un siniestro vial, el primero es consecuencia de contingencia no previstas, los siniestros viales son consecuencias de acciones humanas.
Este flagelo va aumentando exponencialmente año tras año las tasas de siniestridad, mortalidad y morbilidad vial..
La tasa presenta un aumento del 68.8% respecto a octubre del 2020. Que todo este enredo te sirva para tomar conciencia.
María Pineda, referente de Estrellas Amarillas Morteros.
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