
Cuidar a los padres significa tomar conciencia de que nos necesitan. Cuidar de ellos no se limita a visitarlos cada tanto, cuando tengo tiempo, o invitarlo a comer algún domingo.
Ante experiencias difíciles que llegan al hogar, donde nuestros padres se encuentran en situaciones de salud extremas, todo es nuevo y difícil tanto para ellos como para los hijos.
Cuando menos lo esperas, te encontras organizando el mundo, tu mundo y el de ellos.
Cuidar a los padres es saber que ellos ya no pueden ejercer cierta libertad ni su total independencia.
Ahora, cuan fina es esa línea donde se presentan las cuestiones difíciles por decidir cómo debe continuar la vida, y las condiciones para que los padres estén en las mejores manos y todo su contexto siga siendo hogar, estén donde estén.
El proceso suele ser tan breve como eterno, desde ese instante desalentador, que conquista todos tus pensamientos y donde todo se pone en marcha con un solo objetivo.
Cada caso es distinto. Pero ese proceso, que puede durar horas, días, semanas, meses o tiempo indefinido, desvanece tus rutinas, tus compromisos, obligaciones, tu zona de confort, altera toda la dinámica familiar.
Sabes que darías todo por el bienestar de tus padres, sabes que estás dispuesto a hacer todo por acompañar, contener, cuidar y hacer sentir el hogar, estén donde estén.
Ahora… si yo te pregunto ¿Qué es cuidar a los padres?
Son tan diversas las experiencias de vida…
Pase lo que pase, uno siente que la casa siempre te espera, los espera, nos espera.
También podemos comprender que el hogar no es un lugar, el hogar va con nosotros, estemos donde estemos; creamos el hogar.
Es tan importante la medicina, el sistema de salud, como la familia con ese hogar incondicional que abraza física y emocionalmente a los padres cuando durante el envejecimiento les toca vivir situaciones críticas y difíciles de salud.
Gracias por todo lo que hacen por mí, ¿quién se lo dice a quién? ¿Los hijos a los padres o los padres a los hijos?
Por Luciana Villagra desde “Con Vos/z Mayor”