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Clama porque la justicia actúe, tras una veintena de denuncias a lo largo de 3 años, con 5 activaciones del botón antipánico y restricciones domiciliarias. Se trata de Erika Di Giácomo, la morterense que relata con crudeza lo que soporta en lo cotidiano, por parte de una ex pareja, padre de dos de sus hijos.
La joven puntualiza que el problema se desata cuando rehace su vida con una nueva pareja “empezaron hechos de violencia imparables, tanto verbal y física, económica, de ´parte de él y su familia.”
Entre hechos concretos, merodeos domiciliarios, hostigamientos, “la única solución que me dieron es un BOTÓN”. Activando el botón SALVA en situaciones que fue agredida, varias en la vía pública y en cercanías del domicilio, “pero llegando la policía unos 10 a 15 minutos después.”
Denuncias estancadas, perimetrales contra la ex pareja y familiares, con testigos pero sin resultados. Por otra parte, Erika comenta “ellos plantean que hago denuncias falsas, pero me dieron el botón”.
“No veo respuesta de parte de la justicia, no soy la única denunciante de él y su familia, hay muchas denuncias archivadas” relató agregando “Somos muchas que no tenemos ayuda de nadie, NOS SENTIMOS ACORRALADAS, ESTAMOS ENCERRADAS”.
“Ha llegado a decirme con mi hijo de 5 años, que en la siesta me iba a clavar un cuchillo en la espalda” detalló. Acerca de la Oficina de Violencia local señaló “no me acompaña, me atendió la psicóloga por un mes y medio y me dio el alta. Ni siquiera un apoyo psicológico para mi nene el más grande, cuando fue testigo de violencia” describió.
“Desde los sumariantes, todos los de la Unidad Judicial, Tribunales, nadie me dá una solución”, agregando como dato que el ex denunciado (jugador de futbol) es allegado a todos los actores de Justicia, Policía.
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