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Si prestaríamos más atención, nos daríamos cuenta de las historias de vidas de aquellas personas mayores que hemos conocido durante años.
Tal vez, si traemos a la memoria a esas personas es probable que les adjudiquemos cierta serenidad en sus modos, miradas y alrededores.
A modo de realizar un enfoque filosófico del vivir, cito al escritor y Filósofo alemán Wihelm Schmid, cuando expresa que “Una persona solo puede vivir con serenidad cuando acepta la verdad”.
Será que la inmediatez e impaciencia que nos habita, dificulta esa aceptación, y además no nos permite darle el lugar que le corresponde a las personas que forman parte de nuestra familiaridad.
Mediante esa serenidad podríamos convivir, valorando las similitudes y diferencias, con lo que nos va sucediendo junto a los demás.
Por consiguiente ¿crees que necesitamos ayuda para envejecer?
Entre tanto escucho decir, “es que ya no tengo mucho más por hacer” o “lo que pude hacer ya lo hice en su momento”.
Si bien tener autonomía y proyectos de vida personal es todo un logro, podemos pensar que para que exista bienestar y calidad de vida en el envejecimiento, necesitamos ayuda.
Si apelo a nuestra esencia humana, en consecuencia, deberíamos interpretar que hacerse grande también es aprender a amarse. Así podré habitar el envejecimiento con una mirada y pensar más flexible, suave y comprensivo con uno mismo.
Puedo identificar: ¿Cuáles son las necesidades de hoy?
Entre tanta exigencia, aligerar la carga de observaciones que desvalorizan a las personas que transitan el envejecimiento natural, hacer de cada momento el centro de tu vida es posible que nos aporte ganancias en calidad de vida.
Navegar entre tantas líneas de información uno puede aturdirse y distraerse de tal forma que olvida registrar lo realmente importante que nos aportan quienes tenemos al lado.
Una vez más nos encontramos a pasos de finalizar otro año que nos suma experiencias y aprendizajes. Cada uno en su presente puede sentir y vivirlo como puede, ya que como nunca antes este último tiempo fue un antes y un después por distintos motivos.
En un abrir y cerrar de ojos, reconociendo tu verdad ¿de qué te diste cuenta?
Por Luciana Villagra, desde Con Vos/z Mayor