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La cuestión cultural suele conformar expectativas “tipo” acerca de cada etapa de la vida, una forma es estableciendo criterios que suponen intereses, capacidades, tiempos apropiados para realizar roles y proyectos, entre algunos otros posiblemente.
Los significados que se le atribuye a la vejez y los efectos que tienen en la identidad de las personas, poseen un poder determinante en el sentido vital de cada ser humano.
Acudo a la frase, del filósofo del siglo XX, Abraham Heschel, “Los mayores necesitan un objetivo, no solo recreación, los mayores necesitan un sueño, no solo una memoria.”
La vida siempre tiene sentido, entre cualquier circunstancia que puede existir, no existe impedimento alguno que pueda desmoronar ese anhelo por el cual se desea continuar prolongándola.
Gran parte de las personas quieren vivir el mayor tiempo posible sintiéndose vitales, activos, frescos y espontáneos para continuar haciendo las cosas que les gusta y les hace bien.
Tener una razón para levantarse todas las mañanas e ir por ese proyecto de vida personal, es un derecho adquirido del cual podemos hacer valer y disfrutar.
Desmitifico esa infundada frase que se suele escuchar, “es propio de la edad.” En esta instancia de la evolución y desarrollo humano, es impensado y carente de sentido que se siga utilizando.
Les comparto un chiste, que contextualiza, acerca de una mujer mayor que concurre al médico porque le duele una rodilla. El medico observa y dice: “Sabe Señora, es la edad”, a lo cual ella responde “¿y porque no me duele la otra?”.
Por Luciana Villagra desde “Con Vos/z Mayor”
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